Ballet de balas.

Wednesday, September 05, 2007

El Benjamín es un niño tranquilo. Tranquilo incluso si consideras que no puede mover sus brazos ni sus piernas y que pasa todo el día dopado en su cama sin moverse. El Mula tiene que llevarlo todos los días al hospital a que le limpien las escaras que tiene por el tiempo que ha estado tirado en su cama. A veces, cuando tomamos una taza de café en la mañana, al Mula se le cae una lágrima mientras mira a su hijo, pero se sonríe cuando me vuelve a mirar. Probablemente nunca sabré que pasó por su cabeza esos momentos, aunque poco me importe ahora. El Benja a veces mira a los otros cabros chicos cuando juegan a la pelota al lado del zanjón que pasa cerca de la pobla, y se ríe solo no mas. No le queda de otra.

***

Tomo la micro para llegar a casa.

Este no es un viaje tranquilo. Fumo en la micro. (el micrero no le dice nada a los que cree que le pueden sacar la chucha) Leo el papel que me pasó el cabro chico durante el trayecto, hasta que lo mojo con el sudor de mis manos.
Los nervios no me acompañan, y menos cuando me persigue alguien que no se quién es ni para que me quiere.

Solo resuena en mi cabeza.

"San Antonio"
"San Antonio"
"San Antonio"
"San Antonio"
"San Antonio"

Me toma una hora y media en llegar a la casa. Me tranquilizo un poco pensando en que llegaré a la casa a tomarme un café y el Benja estara ahí para escucharme, porque no puede hacer otra cosa.

Avanzo por el pasaje y trago saliva un rato para recuperar la humedad de la boca.
Camino lento para descansar un poco los pies.
Una bocanada de humo relaja la caminata.
A esta hora el Mula está en el almacén comprando remedios y leche pal Benja.

Meto la llave en la cerradura y escucho desde dentro una voz de niño.

-Llegaste Viej...!!!

Es primera vez que escucho al Benja hablar.
Es la primera vez que veo al Benja caminar para hacerse un café.

El Benja vió muchas veces a su papá hacerse comida con la gente. Sabe como se hace y ha visto a los choros llorar pidiendo piedad, rezando y ofreciendo plata para que los suelten.

El Benja sabe que yo tambien aprendí.
El Benja me conoce y sabe que esta es mi cara de enojado.

Blanco como una hoja me alarga un papel, y con un hilo de voz me dice la segunda y última frase que le escucho.

-El viejo dejó esto, por si saliai de la casa de San Diego...no le haga nada a mi papi porfa...

Le vacío el cargador en la cabeza, pero no soy capaz de mirarlo.

Era un niño tranquilo.

Todas las cosas se mueven a su fin y el mio ya se acerca, y hay otra opción que tomarse las cosas con calma.

Me siento a tomarme el café del Benja mientras leo, pero ya no sudo.

"cuanto más el temor se arraiga en lo que fue
el interior de una agonizante fe
no morirá

oscureciendo el sol, mentes sin iluminar
te convertiste en carne en putrefacción
ya muerto estás"


Seguramente el Mula escuchó los balazos.

Lo siento correr hacia acá.

Continua.

Sunday, September 02, 2007

Caminas hacia el terminal de buses con una sola cosa en mente:

San Diego 333.

El Mula habla poco, ya sabe de que se trata esto, pero no se aguanta

-Oye Indio, y no queri que te acompañe?
-No socio, quedese en la casita cuidando a su hijito mejor no mas, yo creo que esto lo tengo que ver solo.
-Ah, no se po, yo te decia no mah, ando solo mejor.

Al dia siguiente estoy atravesando puestos de bicicletas y computadores viejos, hasta que un porton se me cruza en la vista. Tiene los tres numeros tres que esperaba ver.

Voy armado como si fuera a pelear con Osama, pero no hay nadie.

Nadie.

Atravieso el porton abierto y me encuentro con un patio interior sucio y lleno de latas y lienzos como de pintura. Extraño lugar. No se ve nadaextraordinario excepto una escalerilla hacia una piecita en un segundo piso.

Subo.

Las escaleras, frias y de metal desteñido por la contaminacion, dejan ver una puerta de metal, nada que un diablo no pueda solucionar.

Media hora y un poco de sudor mas tarde, estoy frente a una pared llena de fotos de niños en una parte, jovenes mas a la derecha y un viejo al final. En ninguna hay nadie posando, pero algunos miran a la camara. Es una cronologia en fotos.

En ninguna sonrie nadie.

Me acerco a mirar y veo al Cabezon a la izquierda, a los cabros de la Pobla mas al centro, y al Mula a la derecha. Todos acompañados.

POR MI.

Yo soy el protagonista de esto.
A mi me han buscado todo el tiempo.
No hay azar aqui.

Alguien me metio en alguna huea cochina. Mas bien dicho, naci en una huea cochina, creci en una huea cochina, SOY el motor de toda esta huea sucia que hay en estos tres metros por tres.

Busco.
Busco.
Busco.

Tres alambres con fotos colgadas. Una cama de una plaza y un afiche del Che Copete. Tomo las fotos y corro.

Ya no queda nada mas que ver ni por lo que morir.
No hay honor en medio de esto.
Ahora soy el juguete de alguien que no conozco.
Ahora es cuando las pistolas no sirven.

Ahora es cuando por la cabeza pasan tus amigos y no sabes quien esta contigo o posa para las fotos.



Ahora es cuando estas solo.

Trato de caminar tranquilo y que no se note el sudor ni los temblores de manos. Trato de controlar la respiracion para que no parezca que vi a un monstruo, o a mi mismo.

Cruzo el umbral del porton de metal de fuera y veo un niño de unos 13 años. Mi mira y me pasa un papel.

"INDIO, SE TE QUEDO LA PUERTA ABIERTA

San Antonio. "

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